Alguien que no conocía me sostenía
en una posición harto incómoda que
parecía lejana del apacible nido en que lentamente, célula a célula me había
ido transformando.-
Algo me decía que el mundo no era
así, como lo veía en esos momentos.-
Que el pecho de quien colgaba no
podía estar por sobre su cabeza, pero al parecer sus manos aparecían
invertidas.
¿Sería un ser extra planetario con
sus manos apuntando al cielo? En ese caso, ¿estaría pidiendo o rogando algo?.-
Desde ya que no concordaba con sus
modales porque sin que nadie se lo pidiera me sostenía con su fuerte mano
propinándome severos golpes en mis pequeñas nalgas con la otra, que como les
contara estaban ubicadas al revés, no como todos los mortales que conocía,
vah…en realidad sólo uno o dos de ellos, pero que a simple vista eran
distintos.-
Reían, confieso que no sé de qué lo
hacían.-
Otro más allá que también tenía la
cabeza flotando y los pies en el techo lloraba, balbuceaba y a veces también
reía, creo, porque en realidad como les dije era el primero o segundo a quien
veía reír.
Rápidamente me di cuenta que un
grueso y desordenado tubo unía al extraterrestre con el suelo, o lo que parecía
serlo.-
Se movía cansinamente, chorreando un
líquido pegajoso que a no dudarlo era la materia propia de los
extraterrestres.-
Pero en forma rauda éste le colocó
dos aros que apretaban fuertemente su tubo.-
Pensé en ese momento que era una
manera muy rara de acicalarse, aunque no estaba en situación de hacérselo
saber.-
Pero así era, y lo estaba viendo con
mis propios grumosos ojos.-
A pesar de haber llegado al mundo
hacía unos instantes ya me inundaba el desconsuelo de esa duda que atravesara
todos los tiempos y todas las Humanidades ¿o sería a una sola de ellas?.-
Pero era claramente esa duda una
espina clavada en mi novel sub consiente que gracias a ella ya tomaba
conciencia de sí y de la existencia de otros diferentes
consientes.-
En un abrir y cerrar de ojos (se
darán cuenta que es una forma de decir) el extraterrestre cortó el tubo que lo
unía al suelo una de cuyas partes cayó pesadamente hacia la madre tierra
mientras que la otra pendulaba ante mí.-
Péndulo hacia aquí, péndulo hacia
allí.-
Fue en ese momento en que la duda
trocó en miedo.-
Pavor me arriesgaría a decir.-
El razonamiento era claro.- Si el extraterrestre cortaba el tubo que lo
unía al cielo caería pesadamente hacia la tierra, y lo que sería peor yo caería
con él.-
Pero no. El tiempo transcurría y el ignoto ser no caía
ni volaba.- Allí estaba, cosa que aumentó en forma alarmante mi
desorientación.-
¿Yo
sería igual? ¿Y mi pátina verde?.-
En apenas unos instantes había
recorrido con mis interrogantes buena parte de las preguntas que muchos se hicieron en todas las épocas.-
Era mucho para alguien que recién
emergía del tibio calor del agua transmutada en frío aire circundante y además
inundado de luz y color …¿color dije?...Si colores por doquier.-
Cansado de tanta situación anómala me expresé
con toda la fuerza de mis pulmones.-
Grité, grité y aproveché también a
llorar un poco sabiendo en ese momento, que mi llanto era el llanto de un
varón, según lo que dijo el extraterrestre, yo era.-
Increíblemente un grito y unas pocas
lágrimas hicieron el milagro.-
El
extraterrestre pareció dejar de serlo y ahora sí sus manos apuntaban a la
tierra, y su cabeza estaba sobre su pecho aunque todavía mantenía esa pátina
verde matizada con blanco que apenas dejaban ver sus ojos vivaces que también
parecían reír, eso creo, o eso quise creer.-
Mientras me debatía en mis
interrogantes una vez más el mundo, tal como lo conocía hasta ese momento,
cambió para mí.-
Cambió de tal forma que ya no podía
establecer cuál era el cielo y cuál la tierra, cuál el arriba y cuál el abajo.-
Flotaba ingrávido sobre otra
criatura que me sujetaba con firmeza pero mucho menor que la del
extraterrestre.-
Casi
se diría con suavidad y ternura.-
Sus manos recorrieron mis
extremidades palpando cada una de ellas, contando en silencio mis dedos para
seguidamente desplazarla con la misma suavidad por mi espalda donde se
encontraría con otra mano temblorosa.-
Así pasaron unos instantes donde el
mundo se hallaba arriba y abajo mío, y yo dentro de él en la certeza que ya
pertenecía a otra dimensión.-
Sin saberlo, en pocos minutos había
tratado con un ser galáctico que terminó depositándome en una mullida
superficie solo alborotada por una respiración cada vez menos jadeante y
acompasada.-
Con lentitud, casi como pidiendo
permiso esas dos manos me envolvieron que una manera que me pareció conocida, y
por ello tranquilizadora.-
Así fui experimentando un calor
conocido, un aroma que ya antes había percibido como seguro, que me hizo
olvidar la duda sobre el arriba y el abajo, sobre el cielo y la tierra.-
Un calor que me invitó a ingresar en
la pausa de un sueño con la certeza que me daba tu cabeza en mi hombro.-
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